Marruecos desde Tenerife (Islas Canarias)

Son las tres y media de la tarde a bordo de un reactor de la Royal Air Maroc (RAM). El vuelo partió de Casablanca, el faro de la economía, la conectividad y el turismo de negocios de toda la región, hace poco más de una hora rumbo a Tenerife y aterrizará en Los Rodeos dentro de 40 minutos. Vuelvo de un país prácticamente desconocido para la mayoría de los canarios, a pesar de su cercanía, y me siento como un pasajero privilegiado por haber tenido la oportunidad de traerme a casa algunos pequeños trazos de una geografía oculta para nosotros, o mejor ignorada, por motivos difíciles de comprender. Los breves momentos vividos en Marrakech, una de sus ciudades imperiales, están todavía reclamando un retorno con más calma y tengo ahora la sensación de que las fotografías y la literatura turística sobre este enclave legendario, que representa lo más recóndito de la cultura local y se levanta justo antes del desierto, se quedan extremadamente cortas. Sus calles rojas, sus vibrantes zocos, sus olores a cuero y especias, su multiculturalidad y esa insólita y concurrida plaza de Yamaa el Fna, Patrimonio de la Humanidad, son un viaje dentro del propio viaje. El resto de los lugares visitados se desperezan con una fortaleza desbordante en todas sus dimensiones, algo que resaltan sus modernos edificios, grandes infraestructuras, sus limpias y bien asfaltadas autopistas o su actividad comercial, que habla muy claro de su vínculo con el progreso. Además, este reino árabe concentra no solo la mezcla interétnica que ya de por sí ofrece África, sino asimismo la que viene de Oriente, en un equilibrio sorprendente entre modernidad, antigüedad y diversidad existencial. Atrás queda, por tanto, una estancia vertiginosa jalonada de multitud de planos y contrastes realmente exuberantes, y regreso a la isla en el primer vuelo oficial de la RAM, una apuesta promovida por el Cabildo de Tenerife y secundada por esta compañía puntera que une todo el continente y medio mundo. El avión transporta también al ministro marroquí de Turismo, Lahcen Haddad, quien, en presencia de la consejera insular de Acción Exterior, Delia Herrera, responde a los periodistas de forma fluida y sin rehuir nada, el nuevo estilo de las autoridades de Rabat. Eso sí, a punto ya de aterrizar, me pregunto si sabremos valorar aquí esta oportunidad para descubrir a nuestros vecinos y liberarlos de ese cliché simplista con que el que hemos liquidado nuestras expectativas de empatía, porque vale la pena comprobar que Marruecos ofrece, entre otras muchas cosas para disfrutar, una aventura vital cargada de sensualidad, paisajes, gastronomía, arte, colores, aromas, humanidades y matices muy nuestros. Vayan y después juzguen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario