El nuevo presidente de China ha mandado un mensaje muy claro
a navegantes apenas dos semanas después de tomar posesión como timonel del
gigante asiático. Su primer viaje institucional ha sido a África, previa escala
de trámite en Rusia, donde, además de visitar varios países, participó en la
cumbre de los BRICS, acrónimo inventado por Jim O'Neill,
presidente Goldman Sachs, en 2001
para referirse a las potencias económicas emergentes (Brasil, Rusia, India,
China y Sudáfrica) sin que todavía nada hiciera presagiar el gran vuelco internacional
al que estamos asistiendo. Y digo vuelco porque en la reunión de Durban
(Sudáfrica) se han tomado decisiones muy importantes que apuntan a ese nuevo
orden mundial que lleva algo más de una década gestándose a la sombra de la
hegemonía tradicional de Occidente tras casi un siglo de monopolios
incontestados. La nueva vía pretende crear organismos reguladores paralelos a los
oligarcas FMI y BM con el fin de construir un mercado global con que liberarse
de los cepos neoliberales con los que han ido cegando cualquier alternativa
divisionista esas entidades apoltronadas en realidades que ya forman parte del
pasado. Así de claro. Además, parece que el perfil del nuevo mandatario chino,
Xi Jimping, rompe con los arquetipos de sus antecesores con un estilo
aparentemente mucho más abierto y desenfadado que puede llegar a poner rostro a
ese liderazgo que estaban esperando las regiones que permanecían fuera del
banquete oficial para dar salida a unas producciones cada vez de mayor calidad
y precios asequibles. Dos incógnitas se abren ahora a corto y medio plazo,
porque en el largo no queda otra que la armonización planetaria. ¿Romperá el
nuevo bloque con el estilo neocolonial extractivo de Europa y Washington en el
continente vecino para dar salida a esas civilizaciones altamente creativas, esquilmadas
y ninguneadas africanas? ¿Sabrá Occidente reaccionar a tiempo para evitar un
naufragio colosal cantado en la medida de que sus sistemas productivos están en
gran parte ya fuera del negocio global debido a sus ratios incompetentes? Es
fácil de adivinar que el estancamiento de la UE ya no solo es una cuestión de guarismos,
sino de voluntades, mientras crecen las sombras chinescas.