Qantara


Semana africana la que hemos tenido en Tenerife con la celebración del Salón Atlántico de Logística y Transportes, SALT 2012, una cita anual destinada a comprobar el músculo de las apuestas estructurales de Canarias para afrontar lo que vislumbran algunos, entre los que me encuentro, como reto histórico. Y lo es, a mi parecer, porque el porvenir de las Islas, en medio de estas sombras (¿chinescas?) alargadas de la crisis con las que nos despertamos a diario, pasa cada vez más por aprovechar las capacidades de una región que, hoy por hoy, solo tiene su situación geográfica, con sus correspondientes características territoriales, como aval que poner encima de un tapete internacional muy globalizado y competitivo en cuanto a las pujanzas económicas y financieras se refiere. La clave de esa tesis depende del despliegue de esfuerzos que están haciendo tanto las instituciones como nuestros empresarios para estar a la altura de las circunstancias en un inmenso tablero de ajedrez de tráficos oceánicos y tránsito de intereses multilaterales que, en el presente, en el siglo de las comunicaciones, pivota hacia el continente del pasado y del futuro, el del origen de la Humanidad, el que más crece en todo el planeta y en el que, por fin, parece haberse fijado España, a la que supongo, como en la mili, curada de su torticolis carpetovetónica crónica que le impedía mirar hacia estas latitudes de infieles. Lo cierto es que, obviando nuestros nutrientes turísticos de siempre, cada día más cuestionados en su modelo y por el despertar de un nuevo mundo, con destinos emergentes similares, sí que va ganando adeptos la otra vía con la que se cierra el círculo de los recursos locales, África y sus potencialidades, de las que Canarias puede, y debe, beneficiarse como enlace de esos grandes movimientos hacia las regiones cercanas. La proyección es tal que nuestros estrategas miran ya más allá de América, a la espera de la consecución de la ampliación del Canal de Panamá para estrechar las distancias con el auténtico polo del desarrollo económico actual, los gigantes asiáticos. Por aquí, mientras tanto, nuestra Comunidad parece seguir haciendo los deberes, en la medida de sus posibilidades, con nuestro vecino más inmediato, Marruecos, principal socio español en toda África, a través de un proyecto de convergencia europeo llamado Qantara, una iniciativa destinada a consolidar el Archipiélago como agente de la UE en sus intereses con el aliado por excelencia de Occidente en esta parte del continente. Admito que Qantara suena exótico, pero convendrán ustedes que su origen está a menos de un centenar de kilómetros de nuestros hogares. Como ir al Sur y volver.