Contradicciones


El viaje oficial que ha realizado el presidente Paulino Rivero esta semana a Marruecos cabría calificarlo casi de “incógnito”, si se tiene en cuenta la tenue resonancia de última hora que ha generado en Canarias. Y es que parece ser que las autoridades del Archipiélago le han cogido miedo a los que, de una parte, reniegan de nuestra españolidad y, de otra, se mofan de las chilabas, de los moros, los negros y de las iniciativas proafricanas de nuestros gobernantes. Así que, como consecuencia de esa presión xenófoba, intuyo que la desorientación cunde en los gabinetes y las valoraciones urgen en el sentido de que las prospecciones y apoyos a las expectativas legítimas de nuestros emprendedores para acceder a mercados que, como el de éste y otros países cercanos, están creciendo en momentos de gran zozobra económica en las Islas, deben ser armados bajo la mesa y en la más absoluta discreción para no levantar las reacciones a las que nos tienen acostumbrados los de siempre.

Estamos hablando de una expedición institucional de primer rango autonómico que, acompañada de una amplia representación empresarial, ha desarrollado, junto a una audiencia no anunciada de Mohamed VI, un programa de entrevistas al más alto nivel con el Ejecutivo y homólogos marroquíes, encabezada por el presidente del Gobierno local, Abdelilah Benkirane, de tal forma que es de esperar que surjan decisiones importantes para la cooperación, la buena vecindad o la conectividad y para que nuestros constructores, técnicos, formadores, distribuidores, transportistas, restauradores, autónomos y parados puedan acceder a una oportunidad alternativa al negro panorama que se cierne ya en los hogares de muchos isleños. Cabe resaltar también que el recién nombrado director general del consorcio español Casa África, Santiago Martínez-Caro, se ha unido a la comitiva después de declarar que la corporación diplomática debe convertirse en un “instrumento decisivo y eficaz para impulsar las relaciones económicas y políticas de Canarias con el continente”.

Claro que todas estas contradicciones recurrentes que suelen acompañar a nuestras estrategias institucionales en África se producen seguramente porque nuestras autoridades no han evaluado la conveniencia de cultivar la comunicación y difusión con el fin de que los ciudadanos tomemos conciencia de lo cerca que estamos y normalizar esa circunstancia, no solo para las disquisiciones petrolíferas de turno, cuyos supuestos frutos están por ver, sino para ubicarnos mentalmente en nuestra posición geográfica real y estar preparados para interactuar con nuestros vecinos, tanto para lo bueno como para lo malo, en el futuro.

Como datos generales habría que señalar que Marruecos es un estado de 32 millones de habitantes que se encuentra, hacia el Este, a menos de 100 kilómetros de nuestras costas, que crece en torno a un 5% de su PIB anual, que es miembro de la Organización Mundial del Comercio, que posee un estatuto avanzado como socio de la Unión Europea y forma parte del eje atlántico que EEUU intenta tejer en la región. Como complemento final, consignar que acumula nada menos que el 52% de las inversiones españolas globales en África y que cerca de un centenar de canarios buscan allí actualmente salida al estancamiento empresarial en nuestra Comunidad.

Adjunto, en última instancia, a este posicionamiento mi compromiso personal con la proclamación irrenunciable de un Sahara Occidental libre, soberano e independiente.

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