Plagas y lacras en Cabo Verde


Cabo Verde está luchando con todas sus fuerzas para extirpar de su población por primera vez en su historia un indeseable visitante, el dengue, con su temible variedad hemorrágica. Media docena de personas han muerto y se calcula que varios miles están afectados por esta epidemia, que algunos apuntan que ha venido de Brasil, uno de los principales proveedores del archipiélago vecino, quizás acordándose del grave brote que se produjo en Río de Janeiro el año pasado. Sin embargo, el virus, transmitido por el mosquito “aedes aegipty”, ya ha penetrado en Europa y Norteamérica, posiblemente portado por turistas y visitantes procedentes de países tropicales, y se ha ido haciendo más común en todo el mundo.
Lo cierto es que a las autoridades sanitarias caboverdianas la también conocida como “fiebre rompehuesos” les ha cogido por sorpresa y puede que este episodio les lleve a prevenir en el futuro la enfermedad, que está catalogada como cíclica, con periodos de incidencia de 4 o 5 años, y que no tiene mayores problemas si es detectada a tiempo con las herramientas médicas adecuadas. Pero ahí está la clave, porque todo el que ha viajado a las islas africanas sabe que no es precisamente la sanidad el fuerte de un país que está saliendo de los rangos de pobreza habituales subsaharianos para situarse a la cabeza del desarrollo de su entorno.
El recurso por excelencia que está enriqueciendo en la actualidad a Cabo Verde es el turismo convencional e inmobiliario, que ha crecido espectacularmente en el último lustro y tira de la construcción. En este punto sí que las autoridades tienen un reto importante que vencer si no quieren malograr el cartel de tierra idílica que atrae a cientos de miles de visitantes procedentes de Europa a sus inmensos complejos hoteleros, una joven industria que va desplazando progresivamente a las remesas de emigrantes como núcleo de su supervivencia económica.
A principios de este mes, el Gobierno anunció un paquete de reformas con el propósito de incentivar la inversión extranjera en el sector, en vista de la recuperación norteamericana y europea, mientras que el Banco Africano de Desarrollo ha destinado unos 40 millones de euros de préstamo para reducir la pobreza. Pero estas últimas buenas noticias no servirán de nada si el ejecutivo de José María Neves no toma el toro por los cuernos e invierte decididamente en elevar el grado de prestaciones sociales a la población y, por ende, el del sistema sanitario, porque ese ambicioso plan de crecimiento, con sus grandes aeropuertos e inminentes infraestructuras portuarias, como futuro “hub” del Atlántico Sur, no será posible si después fallan servicios elementales y básicos. Asimismo, también deberá cuidar la seguridad ciudadana y perseguir de forma contundente el narcotráfico, que comienza a recalar a sus anchas en el archipiélago de paso hacia el continente africano y Europa.
Pues bien, como decía, el reto de acabar con el dengue es urgente en estos días para Cabo Verde, pero también lo es el de cotejar ese crecimiento envidiable de su economía con el incremento de su evolución social y humana a través de planificar con cabeza un porvenir libre de plagas y de lacras.

2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu blog y me ha encantado. Enhorabuena! Las fotos son una maravilla y también lo que cuentas. Sigue con ello.

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