Las máscaras de Obiang

El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, parece haber recibido el más que lógico rechazo de la comunidad internacional a que la UNESCO institucionalizara un premio científico en su honor con evidente disgusto. El dictador no ha tardado mucho en responder a través de un discurso en Sudáfrica para proclamar que va a emprender reformas masivas con el fin de promover la transparencia en su país, en una intervención en la que –dicen- ha mostrado su lado más humilde para pedir el respaldo de las instituciones multilaterales, en su intención de aplicar un paquete de medidas que, de cumplirse, se convertirían en una iniciativa histórica en sus 31 años en el poder.

Sin embargo, tal y como ya han criticado los opositores en el exilio, parece ser que se trata de la enésima maniobra del ventilador con el que maneja las acusaciones que le vienen golpeando por todos los flancos, porque el mandatario, aparte de pretender perpetuarse a través de un emblemático colofón de bien intencionado mecenazgo con fondos públicos -unos dos millones y medio de euros- para redimir sus culpas, no ha dudado en exponer que las críticas a su forma de gobernar, entre las que se encuentran las denuncias por que los cuantiosos ingresos por el petróleo sólo benefician a su familia y a sus protegidos mientras el pueblo se mantiene en la pobreza absoluta, son falsas y que, para demostrarlo, aplicará un programa de cinco puntos durante diez años en estrecha colaboración con la comunidad mundial y la Unión Africana.

Entre esas medidas, Obiang dice que rendirá cuentas públicas de las ganancias del sector energético y que potenciará un fondo de desarrollo social para que las riquezas sean invertidas en escuelas, salud, turismo, viviendas, infraestructuras, la creación de empleo y el desarrollo de instituciones democráticas, entre otras alternativas destinadas a elevar el nivel de vida de los ciudadanos. Además, asegura que implementará una reforma jurídica integral para defender los derechos humanos y civiles y, lo que es más curioso, que adoptará medidas de apoyo a la prensa local para que pueda actuar con independencia y libertad.

A estas alturas ya no se sabe si el dictador está cargado de un cinismo ciego para intentar confundir a la opinión pública mundial, cosa imposible dadas las innumerables evidencias de la aciaga praxis con la que trata a su comunidad de un millón de habitantes, o con los años se ha vuelto absolutamente senil, tanto como para ir de frente hacia unos testimonios demoledores, intentando camuflar sus actuaciones y la de los suyos, como la de su hijo Teodorín, inmerso en un proceso de saqueo monumental de fondos estatales; como si de un juego infantil del escondite se tratara.

La otra parte de la versión de los críticos más significados, como Severo Moto, Justo Bolekia o Donato Ndongo, entre otros, me la dio recientemente la intelectual María Nsue, lúcida escritora ecuatoguineana, quien me aseguró, con toda su convicción, que el viejo presidente estaba siendo engañado por todo el mundo en su país y que él mismo le había asegurado que estaba rodeado de corruptos, algo típico de aquél que se escurre con las tinieblas en sus talones, en un ambiente de alquimia ancestral lleno de demonios y máscaras africanas imposible de dilucidar. Digo yo.

2 comentarios:

  1. Interesante y esperanzadora noticia Juan Carlos. Es sorprendente, tambien como aqui en Ghana, hay mas de 400 estudiantes guineanos que tienen sus becas correspondientes para estudiar en la universidad de Ghana de East Legon. Curioso el haber elegido este pais para mandar a tanto universitario. Eso quiere decir que muchos (los elegidos) estan teniendo unas oportunidades de formacion que antes no eran posible, dentro de sus programas educativos.

    Saludos

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  2. No sé si creermelo, Marco, porque Obiang se esconde y no está acostumbrado, como muchos de los ecuatoguineanos, a creer en un futuro de libertad e igualdad para todos los ciudadanos. Un abrazo.

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